Boomerang
Integrantes del grupo: Báez Martina, Franco Milagros y Biegun Agustina.
Materia: Artes en Contextos Históricos (4to Año) | Docente: Ailén Ponce
Hoy, después de muchos años, Priroda empezó a recuperarse de la enfermedad que sus propios hijos le generaron, hasta el punto de casi llegar a su colapso.
Todo comenzó cuando, luego de haber tenido éxito en su crianza de varias especies hijas, decidió comenzar la búsqueda de otros descendientes.
Desde un principio, su madre les ofreció todos los materiales y alimentos necesarios para su supervivencia y evolución, cosa que ellos agradecían y veneraban mucho.
A lo largo de este proceso, no todo salió como Priroda esperaba. Cuando sus hijos empezaron a evolucionar y crecer, empezaron también a reproducirse, haciendo que las exigencias de estos mismos hacia su madre crecieran más y más. Su progenitora ya se estaba sintiendo agotada y sentía que sus recursos no aguantaban para mantener a tan grande familia.
Con la evolución, sus hijos comenzaron también a ser violentos y desinteresados en cuanto al bienestar tanto de su madre como de sus hermanos, y muchas de sus “innovadoras” evoluciones involucraban a sus familiares y no de buena manera.
Priroda se sentía cada vez más pequeña y enferma, ya que sus hijos le exigían tanto que no le daban tiempo a regenerar lo que ella les otorgaba antes de pedir de nuevo y, aunque con el paso del tiempo sus hijos se creyeron superiores a quien les dio la vida y les daba lo necesario para vivir, al enfermar ella esto también terminó afectando a esta especie que había creado. Entre los pertenecientes a este grupo, solo comenzaron a echarse la culpa entre si, sin detenerse a pensar que realmente los culpables de estos desastres eran ellos mismos. La enfermedad terminó por llegar a esta última descendencia de especies, y para que no se siga cobrando vidas y expandiéndose, decidieron aislarse entre sí.
En aquellos días donde dejaron de sobre exigir a su madre , Priroda comenzó a recuperarse del daño y sus otras especies hijas finalmente comenzaron a rondar libremente sin miedo a lo que sus hermanos pudieran hacerles.
Hoy realmente no se sabe si quienes causaron todo este revuelo utilizarán esta lección para mejorar y aprender o seguirán negando desinteresadamente lo que está ocurriendo con quien les provee de recursos, pero hoy, luego de mucho tiempo, Priroda está mejor que nunca y con una gran esperanza de que esta situación haga que sus hijos recapaciten sobre sus actos y empiecen, finalmente, a cuidarla y amarla como en un principio fue.